Pérdidas de agua, otra forma de llamar la ineficiencia operativa
La problemática de las pérdidas de agua en las empresas de acueducto y alcantarillado es un tema complejo debido a la carga financiera y operativa que representa su control y reducción. Sin embargo, implementar estrategias que tengan un equilibrio costo –beneficio, minimicen el detrimento del agua y aseguren los ingresos, es una prioridad constante en la gestión empresarial.
Con el objetivo de incrementar sus utilidades, las empresas de acueducto y alcantarillado deben trabajar a diario en contrarrestar las pérdidas de agua. Sin embargo, la gestión de esta problemática es costosa y requiere de tiempos prolongados así como de grandes esfuerzos para ejecutar los planes de acción desarrollados para mitigar esta problemática. En este contexto, los proveedores del servicio deben buscar alternativas innovadoras, eficientes y rentables para minimizar las pérdidas.
Antes de describir los posibles planes de acción que las empresas pueden implementar, se deben aclarar términos como agua no contabilizada y agua no facturada. Agua no contabilizada es la diferencia en porcentaje entre los volúmenes de agua macromedida enviada a red y los volúmenes del agua medida por los micromedidores de los clientes.
El segundo concepto, agua no facturada –o NRW por sus siglas en inglés- es un término más económico que físico, toda vez que corresponde a los volúmenes facturados en metros cúbicos (m3), bien sean medidos o calculados por alguna ecuación tarifaria -por ejemplo, la superficie construida, o los puntos de consumo de una vivienda con volúmenes asignados-, y los compara con los volúmenes macromedidos enviados a la red. Ambas expresiones, agua no contabilizada y agua no facturada, constituyen las llamadas Pérdidas de Agua.
Las pérdidas de agua se dividen en 2 grupos: las físicas o reales y las aparentes o comerciales. Las pérdidas reales son las fugas que ocasionan que el agua no llegue al cliente, las cuales la mayoría de veces se producen en tanques, redes, conexiones, etc. En el caso de las pérdidas aparentes, aunque el agua llega al cliente, no es facturada; esto puede ocurrir por errores de micromedición, conexiones clandestinas, derroche de los clientes que no tienen medidor (usuarios aforados), errores con el catastro, entre otras causas.
Es importante entender que las alternativas de gestión de las pérdidas deben ser diseñadas e implementadas de acuerdo a las causas que las generan; de esta manera, se ataca el corazón del problema y se evita el gasto inadecuado de recursos en planes de acción poco efectivos. De igual manera, hay que tener en cuenta que los dos tipos de pérdidas se deben atacar como un conjunto, con el objetivo de impedir que una pérdida se transforme en otra. Por ejemplo, si una empresa se encarga exclusivamente de disminuir las pérdidas comerciales, es posible que sus pérdidas reales aumenten y viceversa.
En la mayoría de los casos, para reducir las pérdidas de agua las empresas de acueducto y alcantarillado optan por opciones que acortan el camino en la gestión, como son la construcción de nuevas plantas o la instalación de nuevos pozos; sin embargo, estas estrategias no son las ideales, debido a que no solo afectan el medioambiente, sino que pueden empeorar la problemática si se tiene en cuenta que el mismo sistema deteriorado debe soportar nuevas fuentes de agua, lo que puede producir un incremento en los niveles de las pérdidas.
Para reducir los niveles de pérdidas, las empresas pueden implementar múltiples acciones según el origen de las mismas. El siguiente gráfico resume dichas alternativas:
Entre las estrategias de gestión de pérdidas, está el control de las presiones de la red; éste es un factor muy importante, ya que al disminuir las presiones de la red también se reducen los caudales de las pérdidas. Para minimizar las pérdidas aparentes, existe la opción de instalar medidores y controlar errores de micromedición; para lograr lo anterior, se debe vigilar exhaustivamente el comportamiento del parque de medidores.
Los dispositivos de medición son equipos que sufren una disminución de rendimiento notable, debido a su tiempo de uso. Otro aspecto a considerar es el uso frecuente del abastecimiento indirecto en los domicilios de muchos países en América Latina, es decir, la utilización de un tanque de abastecimiento entre la red de distribución del agua y la red interna del cliente.
Estos tanques tienen un dispositivo de apertura y cierre por flotante, lo que hace que el medidor esté mucho tiempo en caudales bajos, aumentando los errores en la medición. Para contrarrestar esta situación, se debe realizar un perfil de consumo del habitante típico de cada ciudad y cruzarlo con la curva de error de los medidores, para obtener la submedición del parque de micromedidores. Trabajo sumamente necesario y dispendioso.
Para la predicción de fraudes -pérdidas aparentes- es muy útil monitorear permanentemente los consumos anormales tales como los consumos cero, los clientes cuyo consumo promedio presenta fuertes reducciones, los usuarios suspendidos no regularizados y los aforados.
Una herramienta importante para diagnosticar los diferentes tipos de pérdidas es realizar periódicamente un balance hidráulico donde se calcule la magnitud de cada pérdida para poder delinear un plan de acción acorde a la circunstancia. Existe un balance diseñado por la Asociación Internacional del Agua – IWA, por sus siglas en inglés-, que da una orientación rápida al respecto.
En conclusión, la gestión de pérdidas no es una tarea fácil de ejecutar; las empresas de acueducto y alcantarillado deben realizar inspecciones diarias de su operación para contrarrestar eficientemente las pérdidas y, por ende, la degradación del medio ambiente y el derroche de productos químicos y de energía. Esto hace que surja la siguiente pregunta, ¿es posible llegar a pérdida cero? La respuesta es NO. Lamentablemente, siempre hay pérdidas mínimas casi imposibles de detectar y su búsqueda sería poco rentable. Por tal motivo, cada empresa tiene definido un nivel tolerable de pérdidas; se considera que un rango de pérdidas entre 15 a 20% es una cifra aceptable para los proveedores de acueducto y alcantarillado en América Latina.
Para mantener el nivel de pérdidas tolerable, los proveedores de servicios deben conocer las causas que originan las pérdidas, y las posibles alternativas que se ajustan a su negocio, presupuesto y capacidad operativa; de igual forma, deben contar con una solución tecnológica que automaticen la gestión de las pérdidas, facilite la ejecución de los planes de acción y contribuya a mantener los rangos aceptables de pérdidas de agua.
Agradecemos la contribución de Miguel al compartirnos su visión práctica y experiencia de industria. Conozca cómo Open puede ayudar en la solución de esta problemática.